Bibliotecario, profesión de riesgo

Por si no teníamos bastante con el peligro que supone para nuestra salud mental aguantar a los cenutriousuarios, otros peligros laborales acechan a nuestra sufrida vida. Vean lo que ocurrió cuando una estantería del depósito de la biblioteca decidió suicidarse frente a nuestras narices ante la cantidad de libros que pretendíamos colocar en sus baldas.




Afortunadamente no ocurrió nada grave, salvo el susto morrocotudo que sufrimos los tres trabajadores que nos encontrábamos justo al ladito de ese mostrenco de estantería pretendidamente resistente y los daños de los pobrecitos libros que quedaron atrapados entre el amasijo de hierros en que quedó convertida. Y que luego digan que la profesión de bibliotecario no es una profesión arriesgada.





 

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