Tampoco hay que guardarlo todo

Para los que no somos bibliotecarios, el instinto recolector y catalogador, o recolector a secas, se nos hace un poco extraño a menos que seas el amo de un bazar o de un colmado (me viene a la memoria el de mi pueblo de veraneo con sus estanterías repletas hasta los topes donde sólo "l'amo"sabía dónde había colocado las cosas) o que te pirres por el coleccionismo. Los hay que coleccionan chaquetas multicolores, encendedores, bolígrafos, zapatos, gatos, perros, amantes, collejas -se las buscan- y un largo etcera. De hecho, coleccionar puede ser obsesivo y convertirse en una patología: si uno colecciona cogorzas de Vodzka es probable que acabe alcoholizado. Un caso extremo es el Síndrome de Diógenes, na que ver con "El Dioni", consistente en acumular grandes cantidades de desperdicios y objetos inútiles en casa. Según la "Voz de Galicia", un abogado valenciano presenta síndrome de Diógenes ya que " guardaba en su piso más de 5 mil libros organizados por temas y autores, en cajas, estanterías y por los suelos. Los operarios de limpieza también encontraron DVDs, basura y objetos inútiles. Está a la vista que los 5 mil libros,por lo demás organizados, forman parte de la enumeración de "objetos inútiles".
La noticia sigue:
Sus vecinos del piso de abajo se quejaron a los servicios sociales porque, a causa del peso, se estaban agrietando las paredes y a través de ellas caían gusanos. Eran 130 metros cuadrados de suciedad, cucarachas y telas de araña (Pues también es pena, con lo caro que va el m cuadrado). El propietario de la vivienda es un conocido abogado de Valencia en activo, educado y con aspecto impecable. El Ayuntamiento de Valencia guarda todo el material (los gusanos también?) hasta que el vecino lo traslade a otro lugar.

En conclusión: se empieza guardando libros, etiquetándolos y tal, y se acaba criando...¡gusanos!.
Vds mismos...






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